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Ana Lilia Careaga

“Computación Forense: Las nuevas aventuras de Sherlock Holmes”

Ana Lilia Careaga Mercadillo, Junio de 2013

Abstract

The world of crime is a very complex place. Crime takes place in schools, at homes, at workplace, shopping centres, motor vehicles, or on the streets, and, increasingly, even more on the Internet. Crime scene investigators, with varying levels of training and experience, search for and collect evidence at the scene, which will be analyzed by forensic examiners. The term “Forensic Science” encompasses a broad range of disciplines, each with its own distinct practices in order to investigate and establish facts of interest in relation to criminal or civil law. Digital Forensics is a branch of Forensic Science encompassing the recovery and investigation of material found in digital devices, often in relation to computer crime and sometimes known as cybercrime. Computer Forensics is a branch of Digital Forensic science pertaining to legal evidence found in computers and digital storage media. So, it combines elements of law and computer science to collect and analyze data from computer systems, networks, wireless communications, and storage devices in a way that is admissible as evidence in a court of law.

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“Que se multipliquen las criaturas más hermosas,
para que nunca muera la rosa en su belleza,
de forma que si el tiempo se lleva lo maduro,
el tierno vástago perpetúe su memoria”
Soneto No 1 Shakeapeare.

Introducción

La vocación es una forma de inclinarse a tomar ciertas decisiones sobre algunas actividades; estas tendencias se pueden manifestar en algunas personas desde su temprana edad. Tal fue mi caso; sin saber a bien qué era la ingeniería, a los diez años tenía una colección de tuercas y tornillos e imaginaba un mundo fantástico de automatización donde me veía ensamblando raros artefactos que pudieran facilitar la vida cotidiana. Prematuramente, ya sentía pasión por los lentos progresos tecnológicos de la década de los 70ta e intuía un desarrollo acelerado e imparable a partir de la integración de miles de transistores en un solo chip. Sin embargo, no solo la electrónica me causaba curiosidad. En el cuarto de estudio de mi casa, alejado del bullicio típico de una familia numerosa, había un enorme librero donde solía refugiarme y entretener mi ociosidad durante las vacaciones de  verano cuando nos tocaba quedarnos en casa en las típicas tardes lluviosas de temporada. En ese mundo sin Internet, las esperanzas de huir, de encontrar sitios lejanos y exóticos nos hacían recurrir a la lectura para perder por un rato la consciencia y dejar volar la imaginación. Ahí me encontré dos libros que de alguna manera marcaron no solo mi juventud sino mi profesión. Uno de ellos, de William Shakespeare, pero no  Macbeth ni Hamlet ni Romeo y Julieta; sino  sus Sonetos, los cuales, por su bella portada llamaron de inmediato mi  atención y sin conocerlos ya sentía fascinación, seguramente por estar a la sombra de su gigantesca obra dramática. Sin embargo,  como es natural, ésta no era una lectura fácil ni adecuada para una niña de esta edad,  no solo por su dificultad poética y enorme riqueza lingüística, sino por el anacronismo del lenguaje. Pero a esa edad, sin temor a no comprenderlos, los leía en voz alta y  al sentir que se producía un bello efecto musical en mi  oído, me persuadía  a continuar leyéndoles de uno en uno sin parar. Creo que esta fue la primera vez que disfruté el no comprender, indispensable para mi futura profesión. El soneto isabelino[1] es una complicada composición poética escrita en verso, nada fácil de comprender, que consta de tres cuartetos decasílabos de rima cambiante,  a diferencia del soneto italiano que consta de catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos, seguidos de dos tercetos y donde los versos riman de forma consonante perfecta[2]. Quizá esta forma variable en su consonancia me causaba ese efecto agradable imposible de describir. El conjunto de los 154 Sonetos se publicó en Londres en 1609, el año de la peste en que se cerraron los teatros. Pero como Shakespeare ya era famoso tanto por dramaturgo como por poeta, aprovechó la ocasión para compensar su inactividad teatral con la publicación poética y así resarcirse económicamente[3].

Pero además de estos bellos Sonetos, había otro tesoro escondido en un pequeño librero de bellísima madera que se encontraba justo al lado derecho del amplificador de sonido, donde yacía, además, la gran Enciclopedia que solíamos consultar para hacer nuestras tareas: una colección de pequeños libros rojos que también llamaron mi atención: “Las aventuras de Sherlock Holmes”, de Sir  Arthur Conan Doyle[4] (Edimburgo, Reino Unido 1859-Crowborough, Reino Unido, 1930). Mi curiosidad, entonces latente, en el tema detectivesco, me llevó a leer estos relatos cortos cuyo fin principal no es dar una lección ética ni hacer uso del lenguaje como lo hacen los grandes exponentes de la literatura, sino ofrecer pura distracción. Recuerdo que, a diferencia de los Sonetos, esta lectura fácil de comprender, “me enganchaba” estimulando mi imaginación y creatividad para “ayudarle” a Holmes a resolver cada uno de sus casos. Y fue así, con esta curiosidad infantil con la que fui desarrollando una capacidad de observación para al final aprender, a través de esta ágil y divertida lectura, a realizar la formulación propicia de preguntas que conducen a un planteamiento de hipótesis sencillas que más adelante aplicaría en mi profesión.

Sherlock Holmes es, sin duda alguna, uno de los personajes más conocidos del relato de detectives. Destacado por su inteligencia, hábil uso de la observación y razonamiento deductivo e inductivo, constituye el arquetipo de investigador por excelencia. A pesar de que tuvo un personaje predecesor, creado por Edgar Allan Poe[5](Auguste Dupin), Sherlock Holmes ha influido en gran medida la ficción detectivesca[6], quizá no solo por su genialidad sino por su excéntrica personalidad.  Holmes es un hombre alto y flaco,  muy observador y aficionado a la química, a fumar pipa y a tocar violín.  Admira a muchos biógrafos, le encanta la poesía y tiene sentido de humor inglés. Entre sus habilidades más destacadas se encuentra su capacidad casi sobrenatural para elaborar juicios lógicos en base a información incompleta. Sus razonamientos son tan agudos que rozan con lo fantástico o sobrenatural. Es un experto en disfraces y en elaborar tácticas que ayuden y faciliten su trabajo; cada vez que se le ocurre algo, se deja echar a su sillón,  junta sus palmas y enseguida fuma su pipa; hace una pausa y se le ocurre una deducción más bien basada en los simples detalles que en los grandes acontecimientos.  Vive en  Londres, en la calle 221B Baker Street[7] y su único y mejor amigo es el Dr. Watson. Watson es, por el contrario, algo regordete;  médico y fiel ayudante de Holmes, a quien admira y respeta. Además de acompañar a Sherlock Holmes en todas sus aventuras, es el  cronista narrador de sus historias, mismas que crearon tanto novelas como relatos cortos.

Entre las obras escritas sobre Holmes, se encuentran tanto novelas (Estudio en escarlata, El signo de los cuatro, El sabueso de Baskerville y El valle del terror)  como pequeños cuentos (Las aventuras de Sherlock Holmes); la mayoría narradas por el Doctor Watson; todas publicadas por The Strand Magazine.

“Una madeja enmarañada” fue el título que Sir Arthur Conan Doyle, médico de profesión como el mismísimo Watson pero decidido a incrementar sus ingresos como escritor, escribió a la cabeza del borrador de su primera novela que luego había de titularse definitivamente Estudio en escarlata” y con la que Sherlock Holmes nació en el mundo literario. En esta novela,  Sherlock no era el nombre que su creador había destinado a su héroe. Holmes se llamó primero Sherrinford, pero este nombre no acababa de gustarle por lo que decidió explorar al azar posibles nombres irlandeses más eufóricos, hasta que llegó al definitivo patronímico de Sherlock Holmes. Sonaba bien al oído en cualquier idioma y latitud, aunque Sir Conan Doyle estaba muy lejos de pensar que había creado un personaje literario universal. A pesar de que Sherlock Holmes ya mostraba su genialidad en “Estudio en escarlata”, sus lectores no se dieron cuenta sino hasta que Watson relata en sus cuentos breves todas sus aventuras, las cuales  fueron publicadas mensualmente a partir de julio de 1891 en la revista The Strand Magazine. Ya para el mes de octubre, cuando se habían publicado tres historias, los lectores imploraban más aventuras de Holmes; el público agotaba las ediciones y la presión era tal, que Conan Doyle estuvo a punto de matar a su criatura. “Las aventuras de Sherlock Holmes” es una selección de 12 relatos cortos, entre los que recomiendo especialmente “Las cinco semillas de naranja” y “El dedo pulgar del ingeniero”. Sin embargo, El sabueso de los Baskerville es considerada la mejor novela detectivesca que escribió el escocés y la que ha fungido de molde para tantas otras que se han escrito posteriormente y que ahora podemos llamar tradicionales, como las de John Dickson Carr, Agatha Christie, Ellery Queen, y muchos más.

En realidad, toda literatura detectivesca, desde  sus inicios con Edgar Allan Poe (1809-1848), gira alrededor del crimen y la delincuencia, pero  no como un tema ético o legal, sino como una exposición de problemas técnicos, a manera de rompecabezas en movimiento, en los que el detective es capaz de armarlo, pieza por pieza, empleando sus  enormes cualidades de observación, lógica y astucia. Paradójicamente, las novelas detectivescas no describen el crimen en sí, y menos el castigo, sino que en realidad, nos hacen jugar con nuestros propios instintos y razonamiento. Los verdaderos escenarios cotidianos del crimen, son los periódicos y  su doble, el género policiaco: el crimen nace allí y nace para leerse de otro modo y así cortar el flujo de lo que no se deja descifrar. […] (Piglia, 2005, p.84).Es por ello, que a diferencia de las noticias sobre crimen y de las novelas americanas que narran sobre gangsters,  los textos detectivescos imprimen en el lector un razonamiento de inducción a través de un simple planteamiento de un enigma, peripecias que al tiempo complican el misterio pero que culminan con su solución y explicación final. Es en este impecable desenvolvimiento en donde es atrapado el lector.

Con el paso de los años, necesario para adquirir nuevos conocimientos de  vida y literatura, fueron llegaron las relecturas de mis Sonetos y aventuras detectivescas y es ahora, donde algo de toda esa “mezcla de memoria e imaginación” se fue sedimentando para al final compartirles este texto que busca, en la delicadeza de un soneto, resplandecer más y más cada vez la pasión detectivesca, que todo ingeniero y científico debe tener….

Porque, la curiosidad es indispensable en todo pensamiento científico.

Y, a propósito de  Holmes ¿Sabías que él fue  uno de los primeros personajes literarios en recurrir a la ciencia forense para resolver crímenes?

Si quieres saber sobre cómo serían las nuevas aventuras de Sherlock Holmes en este siglo, continúa leyendo…

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Comenzando por lo básico: Qué es la Ciencia Forense

¿Cómo determinar si una víctima murió por asfixia en un accidente por incendio o murió con anterioridad? Si la sangre contiene  monóxido de carbono,  con gran probabilidad la víctima respiró los gases y murió con posterioridad al inicio del incendio. En caso contrario, perdió la vida antes de producirse el fuego y, por supuesto, comenzamos a sospechar… Un ejemplo, tal vez macabro, pero consistente en el tipo  de  pistas que rastrean los forenses.[8]

Siguiendo en esta línea, los forenses conocen perfectamente que el proceso de descomposición no es el mismo en el agua que en tierra. Al cabo de una semana o más, los cambios químicos en un cuerpo hacen que el abdomen se llene de gas y el cuerpo ascienda. Así se recuperan a muchos ahogados. Para determinar el lugar exacto de fallecimiento se atienden a la salinidad o a indicadores tan sutiles como las diatomeas – seres microscópicos que viven en el agua presentes en órganos internos-. Su existencia indica que la víctima estaba viva al introducirse en el agua y proporciona indicios de dónde ocurrió el hecho. Sorprendente de nuevo, ¿verdad?

Para los conocimientos científicos de Holmes sería elemental, pero quizá no para los que estamos alejados del razonamiento del delito criminal. Es por ello que hay una ciencia que se encarga específicamente para este tipo de asuntos, pero a diferencia de otras, la ciencia forense es multidisciplinar. Los antropólogos forenses estudian traumatismos y huesos, los odontólogos las huellas dentales, los químicos y microbiólogos, los indicios microscópicos que ofrecen información a partir de huellas dactilares, pelos y fibras. Los peritos en balística, determinan las armas empleadas y los biólogos analizan la saliva y la sangre….

Pero, como en todas las ciencias, hay sus mitos y realidades. El origen de la vida en Biología, la hipótesis de Riemman en Matemáticas o la gran unificación en Física son algunos ejemplos. La ciencia forense también tiene los suyos. Jack el Destripador, famoso asesino en la década de 1880 en los lúgubres callejones de en el East End de Londres, es su mito más famoso.

La ciencia forense nace en China, en el siglo VII, durante la dinastía Tang. Ti Yen Chieh se hizo famoso por utilizar la lógica y las pruebas forenses para resolver crímenes. En el siglo XIII en China se publicó un libro que explicaba cómo reconocer las señales de ahogo o estrangulamiento, o cómo las heridas podían revelar el tipo y tamaño del arma empleada.[9] Pero la ciencia forense debe gran parte de su arsenal de instrumentos y métodos a la ciencia occidental de los siglos XVI a XVIII. A mediados del siglo XVII ya se enseñaba medicina forense en varias universidades de Europa. El instrumental que fue surgiendo progresivamente de la revolución científica fue empleado rápidamente en la lucha contra el crimen. El microscopio, inventado en 1590, y posteriormente, el microscopio estereoscópico para dar imágenes tridimensionales, se utilizaron casi desde su fecha de nacimiento en la ciencia forense. La fotografía se usó desde sus inicios para retratar huellas y pistas en el escenario del crimen o detalles de heridas y sospechosos. En 1886, Thomas Byrnes, detective de New York publicó la primera colección de “fotos de rufianes” para ayudar a la gente a reconocer al delincuente en el caso de que fueran atracados. En 1796, el Dr. Franz Josef Gall, desarrolló la frenología[10] y Cesare Lombroso, al norte de Italia, publicó  “L’uomo delinquente” tratando de buscar una relación entre las características físicas y las tendencias delictivas.

El siglo XIX fue sin duda revolucionario en cuanto a las ciencias forenses se refiere. Se diseñó el primer detector de mentiras: el guante volumétrico. El aparato consistía en un guante de látex, que sellado a la altura de la muñeca, registraba los cambios de presión sanguínea, supuestamente asociados a la tensión emocional. Aunque demostró ser muy poco fiable, sin duda es el instrumento pionero de los actuales detectores y los diversos sistemas ideados para comprobar la veracidad de las declaraciones de un interrogado. La taxonomía rigurosa de la Botánica y Zoología representaron la salida de elaboradas subramas científicas empleadas en los estudios forenses en materia de quemaduras y toxicología, usadas para detectar venenos y drogas. En la actualidad, sofisticadas técnicas de cromatografía de gas y líquido a alta presión en un tubo de ensayo con material inmunológico son capaces de reaccionar para buscar anticuerpos que den pistas para determinar los casos más difíciles de la criminalística. Otro ejemplo de sofisticación moderna está en referencia a los explosivos como los empleados en el pasado atentado en el maratón de Boston. Ningún explosivo, por potente que sea, se consume totalmente en su explosión. Siempre dejan residuos que pueden localizarse en el interior de muebles u objetos variados por penetración y pueden ser se analizados con un cromatógrafo para determinar sus componentes.

En un mundo moderno, con la llegada del cómputo e Internet, las particularidades de las máquinas de escribir mecánicas se han perdido y uno de los indicios más novelescos queda reservado para estas historias. Las impresoras de inyección a tinta, las impresoras láser o, inclusive las 3D no presentan disimilitudes entre ellas. Deben buscarse otras formas de relacionar al autor con un documento. Localizar los archivos en el disco duro de una computadora a pesar de que hayan sido eliminados por el autor es tarea de los nuevos forenses informáticos, donde la escena de crimen es el ciberespacio, y el cual, claramente se va complicado más conforme evoluciona la tecnología informática a “la nube”.

Nuevos tiempos, nuevos criminales, nuevas escenas de crimen, nuevas técnicas forenses….

La ciencia forense va evolucionando en forma conjunta a estos cambios para  proporcionarnos los principios y técnicas que faciliten la investigación del delito criminal, en otras palabras: cualquier principio o técnica que puede ser aplicada para identificar, recuperar, reconstruir o analizar la evidencia durante una investigación criminal forma parte de la ciencia forense.

En los tiempos actuales, los principios científicos que hay detrás del procesamiento de una evidencia son reconocidos y usados en procedimientos como:

  • Recoger y examinar huellas dactilares y ADN.
  • Recuperar documentos de un dispositivo dañado.
  • Hacer una copia exacta de una evidencia digital.
  • Generar una huella digital con un algoritmo hash MD5 o SHA1 de un texto para asegurar que este no se ha modificado.
  • Firmar digitalmente un documento para poder afirmar que es auténtico y preservar la cadena de evidencias.

Informática Forense: una nueva rama de la Ciencia Forense

Existen múltiples definiciones a la fecha sobre el tema forense en informática [McKemmish 1999]. Una primera revisión nos sugiere diferentes términos para aproximarnos a este tema, dentro de los cuales se tienen: computación forense (forensia computing), forensia digital (digital forensics), forensia en redes (network forensics), entre otros. Este conjunto de términos puede generar confusión en los diferentes ambientes o escenarios donde se utilice, pues cada uno de ellos trata de manera particular o general temas que son de interés para las ciencias forenses aplicadas en medios informáticos. Es importante anotar, que al ser esta especialidad técnica un recurso importante para las ciencias forenses modernas, asumen dentro de sus procedimientos las tareas propias asociadas con la evidencia en la escena del crimen como son: identificación, preservación, extracción, análisis, interpretación, documentación y presentación de las pruebas en el contexto de la situación bajo inspección.

La Computación Forense o Computer Forensics[11] puede interpretarse de dos maneras :

1. Disciplina de las ciencias forenses, que considerando las tareas propias asociadas con la evidencia, procura descubrir e interpretar la información en los medios informáticos para establecer los hechos y formular las hipótesis relacionadas con el caso; o

2. Como la disciplina científica y especializada que entendiendo los elementos propios de las tecnologías de los equipos de computación ofrece un análisis de la información residente en dichos equipos.

Estas dos definiciones no son excluyentes, sino complementarias. Una de ellas hace énfasis en las consideraciones forenses y la otra en la especialidad técnica, pero en últimas ambas procuran el esclarecimiento e interpretación de la información en los medios informáticos como valor fundamental, uno para la justicia y otro para la informática.

Cuando se habla de forensia en redes o network forensics, estamos en un escenario aún más complejo, pues es necesario comprender la manera como los protocolos, configuraciones e infraestructuras de comunicaciones se conjugan para dar como resultado un momento específico en el tiempo y un comportamiento particular. Esta conjunción de palabras establece un profesional que entendiendo las operaciones de las redes de computadores, es capaz, siguiendo los protocolos y formación criminalística, de establecer los rastros, los movimientos y acciones que un intruso ha desarrollado para concluir su acción. A diferencia de la definición de computación forense, este contexto exige capacidad de correlación de evento, muchas veces disyuntos y aleatorios, que en equipos particulares, es poco frecuente.

Finalmente,  la forensia digital o digital forensics, trata de conjugar de manera amplia la nueva especialidad. Podríamos hacer semejanza con informática forense, al ser una forma de aplicar los conceptos, estrategias y procedimientos de la criminalística tradicional a los medios informáticos especializados, con el fin de apoyar a la administración de justicia en su lucha contra los posibles delincuentes o como una disciplina especializada que procura el esclarecimiento de los hechos (¿quién?, ¿cómo?, ¿dónde?, ¿cuándo?, ¿por qué?) de eventos que podrían catalogarse como incidentes, fraudes o usos indebidos bien sea en el contexto de la justicia especializada o como apoyo a las acciones internas de las organizaciones en el contexto de la administración de la inseguridad informática.[12]

Como hemos revisado, las definiciones abordan aspectos generales y específicos que convergen en todos los casos hacia la identificación, preservación, extracción, análisis, interpretación, documentación y presentación de evidencia digital para detallar, validar y sustentar las hipótesis que sobre un evento se hayan formulado. No obstante lo anterior, es pertinente anotar que aquellos dedicados a esta disciplina emergente como la informática forense, deben ser profesionales no con altos niveles de ética y respeto por las instituciones, sino con los más altos niveles, pues en ellos está el soporte de las decisiones que sobre los hechos analizados se tomen.

Evidencia Digital

De acuerdo con el manual Guidelines for the Management of IT Evidence, (2003), la evidencia digital es: “cualquier información, que sujeta a una intervención humana u otra semejante, ha sido extraída de un medio informático”. En este sentido, la evidencia digital, es un término utilizado de manera amplia para describir “cualquier registro generado por o almacenado en un sistema computacional que puede ser utilizado como evidencia en un proceso legal”.

Sherlock Holmes en las aventuras del Cómputo Forenese, ¿cómo encontrar las evidencias digitales?

¿Cómo serían las aventuras de Holmes en este siglo? Siendo Sherlock un brillante observador, cómo haría para describirle al lector sus razonamientos y detallados acontecimientos en un mundo complejo como el de hoy? ¿Por dónde comenzaría a buscar sus evidencias?

Elemental, mi querido Watson, primero comenzaría analizando la infraestructura informática que tenga memoria (informática, por supuesto) y luego haría uso de ciertas herramientas diseñadas especialmente para este fin.

Los principales  dispositivos que analizaría serían   :

  • Discos Duros de las  computadoras implicadas, discos externos,  servidores o servidores virtuales (nube)
  • Documentación referida del caso.
  • Logs de seguridad.
  • Información de Firewalls
  • Direcciones IP almacenadas
  • Software de monitoreo y seguridad
  • Credenciales de autentificación
  • Trazo de  paquetes de red
  • Trazo de llamadas o transferencia de archivos por teléfono Móvil o smartphones,
  • Agendas Electrónicas
  • Dispositivos  GPS.
  • Impresoras
  • Memorias USB

Las herramientas utilizadas[13] actualmente en investigaciones forenses en informática están cumpliendo una función importante para esclarecer los hechos ante incidentes informáticos. A continuación, algunas herramientas y kits para el Cómputo Forense:

Para Recuperar archivos y correos borrados:

A menos que alguien lleve a cabo limpiezas periódicas del espacio vacío (por ejemplo, con Disk Wipe) o trabaje en entornos temporales (como Live-CD o máquinas virtuales), recuperar los archivos borrados no solo es posible, sino también muy sencillo. Algunas de las herramientas más eficaces para este cometido son Disk DiggerRecuva, Pandora RecoveryTestDisk, que rescata incluso particiones perdidas y sectores de arranque. Si los datos se encuentran en CD y DVD ilegibles, vale la pena intentar una lectura de bajo nivel con ISOBuster. Para correos borrados en Outlook Express, Format Recovery una buena opción gratuita.

Para rescatar contraseñas:

La contraseña es un sistema de protección usado por muchos sitios web, programas de mensajería y herramientas ofimáticas. Recolectar las claves existentes permite rescatar mucha información valiosa.

Explorar Cachés e historiales

Cuando estamos usando Internet, pasamos gran parte de nuestro tiempo navegando y chateando. Esto genera subproductos en forma de texto e imágenes: la “basura” (caché) y los registros de actividad (historiales) que se guardan automáticamente (a menos que se  limpien periódicamente o se usen  modos privados).Aquí algunas herramientas:

Buscar documentos y adjuntos de correos

Buscar documentos es un paso lógico en toda investigación. FI Tools es capaz de encontrar más de 4,000 tipos de archivos y explorar su contenido. Por otro lado, con la ayuda de DocFetcherMetadata Extractor puedes buscar texto y  metadatos de los documentos del disco duro. Para buscar texto, Drive Look es particularmente eficaz.

Explorar disco duro y memoria

Al examinar una computadora, necesitarás una visión global de carpetas y archivos; SpaceSnifferScannerWinDirStat Portable ofrecen resúmenes rápidos del reparto de espacio en los discos duros. Para crear una base de datos de carpetas, usa getFolder y FileLister.

Suites: OSForensics y Windows File Analyzer

OSForensics es una suite de informática forense con una serie de utilidades únicas: buscador de texto, índice de contenidos del disco, analizador de actividad reciente, búsqueda de archivos borrados o discordantes y visor de memoria y disco.

Más sencillo es Windows File Analyzer, que explora en las bases de datos de miniaturas (los archivos Thumbs.db), archivos de precarga (Prefetch), documentos recientes, historial de Internet Explorer y basura de la Papelera.

Conclusiones

La informática forense es un desafío interdisciplinario que requiere un estudio detallado tanto de la tecnología como de los procesos legales que permitan la conformación de un cuerpo de conocimiento formal, científico y legal para el ejercicio de una disciplina que apoye directamente la administración de la justicia y el esclarecimiento de los hechos alrededor de los incidentes o fraudes en las organizaciones. Al ser la informática forense una ciencia aplicada naciente, se hace necesario iniciar las reflexiones sobre la formación de un especialista en informática forense. Un informático forense aporta su entrenamiento para ayudar a los investigadores a reconstruir el crimen y encontrar pistas cuando están implicadas ciertas tecnologías informáticas. Aplicando un método científico analiza las evidencias disponibles, crea hipótesis sobre lo ocurrido para crear la evidencia digital y al final realizar pruebas y controles para confirmar o contradecir esas hipótesis. Esto puede llevar a una gran cantidad de posibilidades sobre lo que pudo ocurrir, esto es debido a que un forense no puede conocer el pasado, no puede saber qué ocurrió ya que sólo dispone de una información limitada. Ojalá estuviera Sherlock Holmes presente en estos casos modernos, pero  mejor aún, sería un mundo sin delitos.

[1]

Ver http://literaturainglesa2012.blogspot.mx/2012/04/el-soneto-isabelino-sidney-spenser-y.html

[2] Citado en http://es.wikipedia.org/wiki/Soneto

[3] Citado en http://www.caprichos-ingenieros.com/que_files/shakespeare.pdf

[4] Sir Arthur Ignatius Conan Doyle fue un médico y  escritor , creador del célebre  detective  de ficción  Sherlock Holmes. Fue un autor prolífico cuya obra incluye relatos de ciencia ficción, novela histórica, teatro y poesía.

[5] Edgar Allan Poe fue un  escritor, poeta, crítico y periodista romántico estadounidense, generalmente reconocido como uno de los maestros universales del  relato corto , del cual fue uno de los primeros practicantes en su país.

[6] Citado en http://es.wikipedia.org/wiki/Sherlock_Holmes

[7] En realidad 221B Baker Street nunca existió; se presume que Conan Doyle escogió este número ficticio de forma aleatoria. La calle corría de Norte a Sur iniciando la numeración en el número 1 y terminando en el 85. Cuando los edificios fueron renumerados, en  1930, haciendo de ella una calle más extensa, una gran parte del bloque 200 fue asignada a un edificio  Art Déco conocido como Abbey House,

[8] http://www.dmae.upm.es/WebpersonalBartolo/articulosdivulgacion/crimenes_3.htm

[9] Citado en http://es.slideshare.net/angiedanielavegasosa/historia-de-las-ciencias-forenses

[10] Dicha teoría pretendía ser capaz de describir el carácter de una persona a través de la forma de su cráneo

[11] Citado en  Óscar López, Haver Amaya, Ricardo León. (2001) Informática forense: generalidades, aspectos técnicos y herramientas

[12] Referencias: TAYLOR, R., CAETI, T., KALL LOPER,D., FRITSCH, E y LIEDERBACH, J.(2006) Digital crime and digital terrorism. Pearson Prentice Hall. Cap. 11 y12.y MCKEMMISH, R. (1999) What is forensic computing?. Australian Institute of Criminology. Issues and Trends in crime and criminal justice. No. 118.

[13] Extraído de http://www.journals.elsevier.com/digital-investigation/ y de ingenieros informáticos expertos

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