Imagen de avatar Ahorro de energia para la mediana empresa
Gustavo Padilla Garcia

Por donde empezar

CUANDO QUIERO QUE UNA COSA SE HAGA, SE LO ENCARGO A UNA PERSONA. Porfirio Díaz.

                  Lo más difícil para comenzar con un programa de ahorro de energía, considero que es precisamente iniciar con definir lo que es un Programa. Partiendo de principios administrativos, un programa es aquel estudio debidamente estructurado en tiempo y formar, con un objetivo a cumplir, y que conteste las interrogantes ¿Qué, Quién, Cómo, Cuando y Dónde? relacionadas con el ahorro de enregía… He encontrado en diferentes empresas que, aunque todos se proponen ahorrar energía, cuentan con medios suficientes, tienen bien definido este objetivo y se cuenta con el personal capacitado y calificado para implementar un programa de ahorro de energía, no se lleva a cabo simplemente porque no saben por donde empezar, y terminan simplemente apagando focos y cuidando que no haya equipos encendidos al llegar la hora de salida, o se dejen encendidos los fines de semana. Al cabo de un par de meses se abandona el proyecto, o bien, acabará siendo un renglón más por cumplir en el check list de Vigilancia.

¿Que sucede? Nada, el recibo CFE sigue llegando con la misma cantidad de kWh, engrosando mes a mes el histórico de consumos para desesperación del dueño, o el responsable de efectuar el pago, y con la preocupación por ver que los costos se elevan y la competitividad se pierde.

No hay que esperar que la energía sea impagable para implementar programas apaga-fuego, desembolsar grandes inversiones o sacar líneas de producción para poder comenzar. Siempre hay que pensar que por lo menos aquí en México y a corto plazo, no hay buenas noticias relacionadas con la baja en el costo de los energéticos, entonces ¿para que esperar?

Solo lo que se mide se puede controlar.

Lo primero: lleve un registro de sus consumos mensuales. Cuanto consume la empresa por día, al mes, al año. Cuales son sus espectativas de crecimiento. El registro no deberá ser un cuadernito que cargue en su bolsillo: ya no estamos en los 6O’s. Si no domina el excel, deberá tomarlo en cuenta, pues no hay mejor herramienta. Alimente la hoja electrónica con los datos históricos que le doy a continuación: Mes/año de facturación, energía en Base, Intermedio y Punta, subtotal; Demanda Base Intermedia y Punta, Demanda Facturable, Energía reactiva, Factor de Potencia, Importes a pagar por Energía, Demanda, Factor de Potencia, IVA, DAP y demás cargos que considere importantes. Y no se olvide jamás del dato más importante a relacionar: las unidades producidas por día, ya sea en metros, litros, toneladas, piezas, cajas, botellas, etc., puesto que con base a las unidades producidas y a la cantidad de kWh se obtiene el Indice Energético, esto es, cuantos kWh por unidad se invierten a diario, mismo que deberá estar siempre a la baja, o por lo menos, inamovible. Si no sabemos cuanto consume nuestra empresa por día, o por mes, y solo nos fijamos en el nombre y el importe a pagar, comenzamos mal. No se duerma entre tantos números, sea objetivo manejando gráficas, estudie sus tendencias, péguelas en su escritorio, informe, marque objetivos con su gente, involúcrelos a todos: Superman es un mito.

Como segundo punto deberá llevar un registro serio, puntual y exacto de las lecturas del medidor CFE. Asesórese con personal de la paraestatal o consiga información que le permita llevar un registro de lecturas por día, de tal manera que el día que usted quiera saber cuanta energía lleva a la primer semana de actividades del mes, tenga a la mano el dato exacto y puntual de kWh, Demanda facturable y Factor de Potencia. Estos datos se compararán con las unidades producidas y podrá ir viendo día a día la relación del costo de la energía con la producción; pero lo que es más imprtante: le permitirá identificar el momento exacto -con hora, minutos y segundos- de cuando suceden los Picos de Demanda, qué equipos lo ocasionan y la manera en que se puedan medir, controlar, y después disminuir, o en su caso eliminar, de lo contrario no se podrá considerar ahorro alguno. El secreto está en utilizar la tecla menos más seguido.

Por último, y para cerrar esta nota, quiero completar la frase de Don Porfirio con la que comencé el blog: Cuando quiero que una cosa se haga, se lo encargo una persona; si quiero que se se haga a medias, se lo encargo a dos; y si quiero que no se haga, se lo encargo a un comité. Eso era en sus tiempos. Ahora que estamos codeándonos con paises de todo el mundo no podemos darnos el lujo de querer hacer todo nosotros solos. Se require de labor de equipo, de coordinación y de colaboración, pero sobre todo de comunicación.  En otro apartado del blog trataré sobre la importancia de integrar el CAE Comité de Ahorro de Energía, puesto que nada puede hacerse mejor cuando se hace através del trabajo de equipo, y no de manera centralizada -a la antigua- donde la información descendente es inoperante. Una buena organización es garantía de funcionalidad dondequiera. Y si tenemos bien planteados nuestros objetivos, la estrategia funciona, y ¿saben qué? la estructura sigue a la estrategia, y no al revez, que es como actualmente trabajamos: La CFE nos dice cuales son sus tarifas, sus horarios y reglamentos para que nos ajustemos a ellos, y así dificilmente podremos ahorrar costos, mucho menos energía. Debemos buscar un plan B y un C, y un D… sin aferrarnos a lo que nos dan y nada más. El secreto para que el coyote atrape al correcaminos no es la multicidad de planes, sino de volverlo a intentar de nuevo, una y otra vez… Si el plan es bueno, irremediablemente ¡funcionará!

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