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Ernesto Peñaloza Romero

¿Dónde está nuestra vocación?

Pues no, esta entrada no pretende hablar de como encontré la vocación de mi vida. Semejante egoismo no es para estas líneas. Tampoco pretendo hablar de la vocación de los ingenieros por crear, solucionar, analizar y otros tantos alegres verbos que existen en el bellisimo idioma español y que los ingenieros han hecho suyos por muchas razones (que curioso, el hemisferio izquierdo sigue metiendose en cada frase).

En cambio, pretendo hablar de la vocación que inicialmente hemos perdido en algún lugar entre el estatus quo y las crisis.

Para poner en contexto el término vocación,como lo empleo, pensemos en Japón. Al imaginarlo no podemos desasociarlo de su clara vocación hacia la innovacion tecnológica de calidad. A su vez los chinos tienen clara su vocacion a la replicación de bajo costo. Si hablamos de una región del mundo en particular podemos hablar de Hollywood, con su clara vocación al entretenimiento (con o sin calidad) que le genera el suficiente dinero para superar el ingreso muchos paises del mundo.

México, es un país adolescente. No sólo porque es una nación joven comparada, por ejemplo con las naciones europeas. Tampoco es el hecho de que su población es eminentemente joven y los que pasamos de los 40 somos más bien un coletazo en las estadisticas de Gaus. México es una nación adolescente porque definitivamente aún tiene un largo camino de maduración que debe recorrer. Basta mirar alrededor para observar el poco fondo y la mucha forma que sigue inundando nuestra politica (nacional o local en cada empresa).

Entre los temas pendientes en la agenda mexicana, sigue estando la relacionada con la vocación nacional. Recuerdo que de niño el país entero tenia una gran vocación turística. Cada mexicano se sentía orgulloso de nuestros destinos, y se mostraba amable con el turista (nacional o extranjero) ya que se comprendia que los ingresos por turismo eran importantes para el país. Hoy por hoy parece que esa vocación ha desaparecido, y si no me creen preguntenle a la Secretaria de turismo que estuvo a un tris de diluirse en el gran  mar gubernamental.

En el sector de la ingeniería hubo un tiempo en que Mexico desarrolló una industria capaz de fabricar máquinas de ferrocarril. A vapor, es cierto, pero locomotoras al fin y al cabo. La vocación se nos dio muy bien, pero el advenimiento de la máquina diesel en las locomotoras sepultó la indusría y con ello nuestra vocación.

¿En donde esta nuestra vocación? Yo sinceramente no veo claro. La academia imparte conocimientos para que el egresado sea un  creador… nuestros posgrados están orientados a la innovación y hasta el Conacyt deja de patrocinar si no hay investigación pura (eso es tema de otra entrada). Pero la industria informática en donde me desenvuelvo, es una industria consumidora de tecnología. Somos usuarios, para ponerlo simple. Usamos productos terminados, siempre con la idea de que el desarrollo del hilo negro ya no tiene caso (los chinos no opinan lo mismo, y en su momento los japoneses tampoco pensaron lo mismo).

Si nuestra vocacion es crear productos utilizando componentes ya existentes, hay que comenzar a preguntar cual es nuestro valor agregado, digamos la Ingeniería de software mexicana o el software de capa 7. Indués y alemanes encontraron su lugar en esta industria y ha sido construyendo a todo lo largo y alto de las capas del modelo OSI. Cuando se desarrolla para la capa siete, digamos en el caso de SAP, es con un producto de alto valor agregado.

¿Es acaso nuestra vocación simplemente generar trajes sobre medida? Esto nos sumerge en una edad informática artesanal. Fabricamos sillas informáticas haciendo cada pata a mano.

Muchos de mis estudiantes tienen clara vocación por los videojuegos. Pero ni la industria, ni el consumidor premia esta vocación. El software educativo extranjero sigue teniendo mayor penetración que varios buenos intentos nacionales. Y si se sintió tentado en pensar que son solo unos chavales ilusos, recuerde que Bill y Steve Jobs tambien lo eran cuando fundaron la era moderna de la informática.

Entonces ¿no es momento de pensar seriamente a que nos queremos dedicar como nación, y emprender esfuerzos a lograr nuestro sueño? Sin que nadie se escandalice si se mandan a capacitar elementos al extranjero y despues de ello se quedan a trabajar en el extranjero a fin de que cuando esten bien entrenados puedan establecer escuelas-industrias como se hizo en el caso Indú.

Estamos lejos del know-how en informática. Conozco pocas personas que sepan programar un controlador para un dispositivo en una PC. Conozco pocas personas que comprendan como funciona la API del kernel, digamos, para manejar los semaforos en la PC. Esto no nos deja bien parados en el desarrollo de software especializado de bajo nivel. Por otra parte, que lindo que usemos componentes de alto nivel, pero si no sabemos cual es nuestra vocación y nos abocamos a afinarla hasta hacerlo mejor que nadie, en realidad es como tener un automovil y entrar a la selva lacandona. Sin un lugar a donde llegar, es lo mismo ir a cualquier lado.

México necesita sumergirse en periodo de reflexión profunda y preguntarse cual es su vocación. Cuando tengamos una respuesta, entonces ya sabremos a donde debemos dirigir nuestros esfuerzos: Abrir un canal o crear infraestructura para competir contra el canal de Panama; reavivar la vocacion turística y construir paraisos de descanso, ahora con red inalabrica en la playa o el yate; hacernos conscientes de que una buena parte de las pantalla de televisores se fabrican en México, pero no tenemos industria que aproveche tal situación; aprovechar la cercania con los vecinos del norte y desarrollar software educativo de calidad para America latina, etc. etc, etc. Ud digame cuales son nuestra habilidades, o sea, para que somos buenos.

Felices fiestas, nos leemos el año entrante.

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Una respuesta para “¿Dónde está nuestra vocación?”

  1. Raul Ortiz dice:

    Vaya tema de reflexión! En el caso de la ingeniería civil, creo que los ingenieros mexicanos sí tenemos esa vocación de crear y resolver los problemas y carencias de infraestructura y servicios. Así lo hicieron los ingenieros en la época porfiriana y a mediados del siglo XX. Lo que sucedió después es que los ingenieros dejaron de participar en política (donde se toman las decisiones). Un ejemplo muy actual: El proyecto de la megaplanta de tratamiento de aguas residuales que está por construirse (Atotonilco). Los estudios, anteproyectos y la solución del problema del saneamiento del Valle de México, e incluso el financiamiento estaban listos desde hace más de 10 años. Aunque usted no lo crea.

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